28.2.06

Las Vegas

Escuchando los libros, supe de una novedosa oferta que había en la vega central. Por la compra de 45 pantalones de seda y tres calzoncillos calvin klein, gratis, me podía llevar un kilo de la sal dulce de cuba. Rapidamente me desvesti, ya que recién me había levantado, y parti como tortuga al aeropuerto para tomarme el último avión a Las Vegas. En un principio me extrañé bastante, no voy a mentir, porque mientras dormía, me puse a leer el afiche de Las Vegas, y no salía nada de alguna tienda en la que vendieran algun pantalon de seda o algun calzoncillo calvin. Pero con mucha preocupación, me quedé tranquilo, ya que quizás (pensaba yo), en alguno de esos casinos que salían en la tapa de la revista, podría estar la oferta. Sólo era cosa de quedarse callado y no preguntarle a nadie.
Rato después, sentado con los ojos abiertos y mirando el asiento que estaba frente mío, escucho un ruido estruendoso que me despierta. Doy vuelta las piernas, y logro ver, saliendo del baño a Osama Bin Laden. Si, a el mismisimo Osama, el hombre más buscado del mundo por matar a mas de mil personas en el maremoto de valdivia, si, a él mismo, el que empujó a una mujer dentro de un auto porque no quería comprar arroz pregraneado. Pero yo, como todo el mundo sabe, soy experto en relaciones exteriores, así que me quedé sentadito, con los ojos cerrados, sin decir ni BLA. Pasan 5 minutos, y este musculoso hombre me ve con los pies dados vuelta y me dice; Ey tu! volteate. Y mis pies, cuidadosamente, se quedaron donde estaba, mirándolo a él. Miro a mi alrededor y veo a toda la gente cantando y llorando de miedo. No soporté más, me paré, lo miré directamente a los ojos con cara de amenazador y le digo; Ey tu! I Am not your fan, but I am you fan and this is my water. Todos me miraron sorprendidos por las hirientes palabras que le había susurrado a Osama con toda mi garganta. Y veo que a él, le corre una negra lágrima por la mejilla, deja su corbata con la que nos amenazaba y me amarra con sus barbas. Yo agarro fieramente un vaso y corto su barba y lo escucho decir; Noooo!!!!! Oh my Alá!!
y abre la puerta de emergencia, y se apunta en la cabeza con la camara de fotos de un niño que estaba a su lado y luego, se lanza al infinito.
Osama había vivido, y yo era el culpable. Había salvado al mundo.